Entendemos la Educación para el Desarrollo (o educación participativa) como un modelo teórico y práctico transformador, que favorece una toma de conciencia individual y colectiva, que genera organización social y favorece el trabajo en red con otras organizaciones. El eje fundamental de nuestra concepción del desarrollo efectivo y real de las personas y de los pueblos es hacer realidad la dignificación del trabajo.
La educación para el desarrollo entendida como una educación para la ciudadanía global se convierte en un motor de participación social para una globalización de los derechos laborales, así como en un proceso de generación de conciencias críticas que haga a las personas responsables activas para construir una sociedad civil comprometida, co-responsable y participativa.
En un mundo cada vez más interrelacionado es evidente que los/as trabajadores/as se sienten afectados, e incluso amenazados por lo que sucede en otros lugares del mundo. Ese sentimiento de amenaza está provocado en muchos casos por los mensajes de los medios de comunicación masivos que no fomentan la comprensión del mundo en que vivimos.
Partimos, por tanto, de la lectura de nuestra propia realidad desde un enfoque global que aborda la sociedad mundial, descartando el concepto de desarrollados/subdesarrollados y entrando en la concepción de analizar la desigualdad y la injusticia que se da de forma común en todos los países, combatiendo la exclusión y a favor de la inclusión.
En este marco el entorno laboral debe ser un espacio en el que los trabajadores y trabajadoras pueden desarrollar una labor activa de solidaridad y cooperación. Esa labor debe derivarse de la propia conciencia de los intereses comunes que los/las trabajadores/as de norte y sur tienen frente a los actores globales.
Así pues, la promoción de la educación para el desarrollo para nosotras es fundamental para implicar a los trabajadores y trabajadoras y a los delegados y las delegadas sindicales, en la tarea de defender el trabajo decente como vehículo para el desarrollo humano sostenible a través de su participación en la cooperación al desarrollo y la práctica de una acción sindical internacional de carácter solidario.