El mundo del trabajo y la producción están íntimamente ligados a la degradación y/o la protección del medio ambiente.
“La mitad de las familias trabajadoras han experimentado el desempleo o una reducción de la jornada laboral en los últimos dos años, mientras que 1.200 millones de personas subsisten aún en la más extrema pobreza. Los derechos fundamentales a contar con una representación sindical y a la negociación colectiva están viéndose amenazados en muchos países y siendo objeto de ataques directos en otros. Los empleadores intentan incluso socavar el derecho de huelga, poniendo en entredicho décadas de reconocimiento legal de este derecho fundamental en la OIT.
Son demasiados los Gobiernos que no protegen a los trabajadores hoy en día, y que no consiguen construir un futuro sostenible para las futuras generaciones. Catástrofes meteorológicas ocasionadas por el cambio climático están ya cobrándose vidas y arruinando medios de subsistencia, sin embargo los líderes políticos no han sido capaces de reunir el coraje necesario para alcanzar un acuerdo sobre el clima. No habrá empleos en un planeta muerto, pero si los Gobiernos tomasen medidas para reducir la contaminación de las emisiones de carbono y para equipar a las comunidades y las industrias para el desafío climático que nos espera, podrían crearse muchos puestos de trabajo.
El modelo económico global dominante está destruyendo empleo y devastando el planeta. Esto debilita la democracia y socava la justicia para todos. El movimiento sindical internacional es la fuerza más potente capaz de defender la democracia y luchar por la justicia y un futuro sostenible.
El acuerdo de París reconoce la realidad de la amenaza climática, pero nos deja solamente en la estacada.
El cambio climático ya está destruyendo la vida y los medios de subsistencia de más de 2,6 millones de personas desplazadas por fenómenos meteorológicos extremos y los cambios en las estaciones. Esta situación todavía va a empeorar.
Las decisiones de París reconocen los retos existentes y hacen avanzar las medidas a escala mundial, pero aun cuando las conclusiones de la Cumbre mencionan como objetivo no superar un límite de 1,5 grado, la capacidad para impulsar la ambición en la escala requerida para estabilizar el planeta sigue pendiente y se deja a las generaciones futuras.
El 90% de la población del mundo desea que se tomen medidas en relación con el clima. Los sindicatos, la sociedad civil, las empresas responsables y los inversores se unieron para pedir un objetivo ambicioso a largo plazo que limite el aumento de la temperatura a 1,5 grado, con un mecanismo de revisión contundente que lo haga posible. Las economías en desarrollo solicitaron la financiación prometida para ayudar en el proceso de mitigación y adaptación. Se pidió a todos los Gobiernos que se respeten los derechos humanos y una transición justa para los trabajadores y sus comunidades.
Los logros de París se ven comprometidos por aquellos países que anteponen la protección de sus intereses nacionales inmediatos a contar con un planeta sostenible y un futuro común.
La CSI había establecido 3 líneas superiores para la Cumbre.
1. Mayor ambición y percatarse del potencial de las medidas climática en lo relativo al empleo
Aún cuando los Gobiernos se comprometieron a conservar la temperatura muy por debajo de una evolución de 2 grados y se mencionó 1,5°C como objetivo ideal, la realización de este compromiso requiere mayor ambición antes de 2020 y la revisión de cada objetivo nacional (y no solamente una evaluación colectiva) antes de que el acuerdo entre en vigor en 2020 – PROPUESTA INSUFICIENTE
2. Cumplir con la financiación prometida para el clima y apoyar a los más vulnerables
Se han puesto sobre la mesa 100 mil millones de dólares estadounidenses anuales con el compromiso de equilibrar la adaptación y la reducción de las emisiones, pero al margen del Acuerdo de París. Este es un precio a pagar muy bajo para salvar a la población. ES DÉBIL
3. Comprometerse a asegurar una transición justa para los trabajadores y sus comunidades
Nos enfrentamos a la transformación industrial más grande y más rápida de la historia. Aún cuando se han incluido en el preámbulo una transición justa para los trabajadores y el respeto de los derechos humanos, un número demasiado importante de Gobiernos se negaron a comprometerse con ambos principios en las secciones operativas - UN PRIMER PASO QUE SERÁ PRECISO CONTINUAR
Sharan Burrow afirma: “La carrera para estabilizar el clima ha comenzado pero, trágicamente, muchos Gobiernos aún carecen de ambición para asegurar la supervivencia de sus pueblos.
Sin embargo, las organizaciones sindicales sabían que la ruta no terminaba en París, sino que pasaba por París, y nuestra determinación para gestionar una transición justa ante la mayor y más rápida transformación industrial en la historia humana es más fuerte que nunca”.
Tras la COP, las organizaciones sindicales exigirán de sus Gobiernos y empleadores un diálogo encaminado a concretar un plan nacional para la reducción del carbono, por la energía limpia y el empleo. Un plan que incluya el compromiso de garantizar una transición justa para todos.
La justicia climática nos obliga a no dejar a nadie atrás en la que hoy se ha convertido en una carrera contra el tiempo.