Es aquel que permite a los y las trabajadoras desempeñar ocupaciones en las que puedan utilizar en la mejor forma posible sus habilidades y conocimientos y de contribuir al máximo al bienestar común.
El trabajo decente resume las aspiraciones de los individuos en lo que concierne a sus vidas laborales, e implica oportunidades de obtener un trabajo productivo con una remuneración justa, seguridad en el lugar de trabajo y la integración social, libertad para que las personas manifiesten sus preocupaciones, se organicen y participen en la toma de decisiones que afectan a sus vidas, así como la igualdad de oportunidades y de trato para mujeres y hombres.
Sólo puede ser denominado trabajo decente aquel que se realiza respetando el cumplimiento de las Normas Fundamentales del Trabajo, lo que significa que lo disfrutamos después de la mayoría de edad, que no somos discriminados, que lo hemos elegido libremente y que en su desempeño podemos ejercer la libertad sindical y negociar colectivamente.